Las bronquiectasias se caracterizan por ser dilataciones anómalas e irreversibles de los bronquios cartilaginosos de tamaño mediano. Estas dilataciones suelen ir acompañadas de la destrucción de los componentes muscular y elástico de la pared bronquial, y normalmente se relacionan con infecciones bronquiales crónicas.
Las alteraciones estructurales en la pared bronquial predisponen a la infección y a una alteración ventilatoria de tipo obstructivo que puede variar en su intensidad. Hay que diferenciar las bronquiectasias, de las dilataciones bronquiales reversibles que surgen como resultado de procesos inflamatorios agudos, como traqueobronquitis, neumonía o atelectasias, ya que estas últimas tienden a resolverse en períodos de tiempo relativamente cortos, aproximadamente de 3 o 4 meses.
La incidencia y prevalencia de las bronquiectasias se desconoce. En los países desarrollados, la incidencia de bronquiectasias post-infección ha disminuido en las últimas décadas debido a los programas de vacunación infantil, la efectividad del tratamiento contra la tuberculosis y la disponibilidad de una amplia gama de antibióticos eficaces contra las infecciones pulmonares. A pesar de ello, la incidencia sigue siendo significativa en los países menos desarrollados y no es insignificante en los países desarrollados.
Clasificación de las bronquiectasias
La clasificación que se suele utilizar para las bronquiectasias es la de Reid, la cual se categoriza en tres tipos:
- Bronquiectasias cilíndricas: Estas se caracterizan por una dilatación uniforme que alcanza un calibre normal de manera abrupta y transversal, típicamente debido al bloqueo por secreciones de bronquiolos y bronquios de menor tamaño.
- Bronquiectasias varicosas: presentan una dilatación irregular.
- Bronquiectasias saculares: Estas en cambio se caracterizan por una dilatación más pronunciada en la región distal, culminando en una estructura en forma de saco en su extremo terminal.
Causas de las bronquiectasias
Como hemos comentado, las bronquiectasias se desarrollan como resultado de la inflamación y la destrucción de los componentes estructurales de la pared bronquial. Las causas pueden ser por:
Causas infecciosas
Los adenovirus y el virus de la gripe son los virus que pueden provocar bronquiectasias junto con daño en las vías respiratorias inferiores. Las infecciones bacterianas, especialmente aquellas causadas por microorganismos como Staphylococcus aureus, Klebsiella y bacterias anaerobias, son aún importantes causas de bronquiectasias, especialmente en casos de neumonía sin tratamiento o con tratamiento tardío. También se ha observado la presencia de esta enfermedad en pacientes infectados con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), posiblemente debido a infecciones bacterianas recurrentes. La tuberculosis también es una causa común de bronquiectasias, especialmente en los lóbulos superiores del pulmón.
Obstrucción endobronquial
La causa más común de obstrucción es el carcinoma pulmonar, pero este no suele conducir a la formación de bronquiectasias debido a la limitada supervivencia del paciente. Algunos tumores que afectan las vías respiratorias pueden asociarse a bronquiectasias debido a su crecimiento más lento. Otras causas de obstrucción pueden incluir compresión por adenomegalias o estenosis postinflamatoria. En niños, la causa principal suele ser la aspiración de cuerpos extraños.
Bronquiectasias por alteraciones en la respuesta inmunitaria
Las inmunodeficiencias, especialmente aquellas causadas por un déficit predominante de anticuerpos, suelen estar caracterizadas por una ausencia o disfunción de las inmunoglobulinas (Ig), que son el principal mecanismo de defensa del pulmón contra las infecciones. Es importante investigar a todo paciente que presente infecciones respiratorias recurrentes para descartar la presencia de inmunodeficiencias primarias.
Las inmunodeficiencias secundarias, que pueden surgir como resultado de neoplasias hematológicas (como el mieloma múltiple, la leucemia linfática crónica, el linfoma, etc.), tratamientos inmunodepresores y la infección por el VIH, suelen estar asociadas con infecciones respiratorias recurrentes y el desarrollo de bronquiectasias.
Bronquiectasias por alteraciones en el sistema mucociliar
Algunas enfermedades como la fibrosis quística, la discinesia ciliar primaria y el síndrome de Young pueden provocar bronquiectasias debido a dificultades en la limpieza de las secreciones.
Bronquiectasias por enfermedades congénitas
Otras causas de bronquiectasias
Pueden ser debidos a la aspiración del contenido gástrico y/o la inhalación de gases tóxicos. Además, en pacientes con colitis ulcerosa, artritis reumatoide o síndrome de Sjögren, pueden observarse bronquiectasias, aunque no está claro si existe una reacción inmunitaria específica que desencadene la inflamación de las vías respiratorias. Las bronquiectasias también pueden encontrarse en el síndrome de las uñas amarillas y en el 30% al 50% de los pacientes con déficit de alfa-1 antitripsina.
Bronquiectasias idiopáticas o de causa no conocida
Suponen alrededor del 20 al 50% de los casos.
Tratamiento
El tratamiento de las bronquiectasias se basa en la eliminación de la obstrucción bronquial, si está presente. Mejorar la eliminación de las secreciones bronquiales, lo cual se puede lograr mediante una adecuada hidratación, fisioterapia respiratoria y drenaje postural continuado. Estas últimas dos medidas son especialmente importantes cuando la producción de esputo es alta. El uso de mucolíticos está sujeto a controversia y debe ser evaluado cada caso.
Administrar antibióticos para gestionar las infecciones durante las exacerbaciones por un período de 10 a 15 días.
Antiguamente la cirugía se utilizaba en más ocasiones, pero ha sido reemplazada por tratamientos antibióticos más efectivos combinados con medidas de apoyo. No obstante, si la bronquiectasia es localizada y las complicaciones persisten a pesar del tratamiento médico, podría ser necesario considerar la extirpación quirúrgica de la parte enferma del pulmón.
Estas medidas buscan un manejo terapéutico adecuado de las bronquiectasias, para encontrar una mejora en la función respiratoria y reducir la frecuencia de las exacerbaciones.
Cuidados de enfermería en las Bronquiectasias
El papel fundamental de las enfermeras consiste en conseguir la eliminación de las secreciones mediante diferentes técnicas.
Instruir al paciente sobre la realización de ejercicios de respiración profunda y tos efectivas.
La fisioterapia respiratoria, que incluye el drenaje postural de las áreas afectadas, es recomendable. En algunos casos, se requiere elevar el pie de la cama unos centímetros para mejorar el drenaje, y se utilizan almohadas para ayudar al paciente a adoptar las posiciones adecuadas.
Se puede emplear dispositivos de aclaramiento de moco, como el flutter, que es un dispositivo manual que tiene como función vibrar las vías respiratorias durante la espiración.
El reposo es fundamental para prevenir el exceso de esfuerzo. Durante las fases agudas de la enfermedad. Es importante evitar el enfriamiento y la fatiga excesiva.
Aunque es difícil de mantener una buena nutrición es vital, ya que muchos pacientes experimentan anorexia. La higiene oral ayuda a estimular el apetito, al eliminar detritus y costras secas de esputo. Intentar ofrecer alimentos apetitosos.
La hidratación adecuada es esencial para fluidificar las secreciones y facilitar su eliminación. Se recomienda que, a menos que existan contraindicaciones como insuficiencia cardíaca congestiva o enfermedad renal, el paciente consuma al menos 3 litros de líquido al día, prefiriendo líquidos con bajo contenido de sal para prevenir la retención de líquidos.
La hidratación directa del tracto respiratorio también puede ser beneficiosa para facilitar la expectoración. Normalmente, se utiliza un aerosol suave con suero fisiológico administrado mediante un nebulizador. En el hogar, se puede conseguir con una ducha de vapor.
Se aconseja al paciente que use un broncodilatador inhalado 10-15 minutos antes de utilizar el aerosol suave para prevenir la broncoconstricción.
Es fundamental que el paciente y su familia reconozcan las manifestaciones clínicas importantes para describirlas al médico o enfermera. Estas manifestaciones incluyen aumento en la producción de esputo, hemoptisis, aumento de la insuficiencia respiratoria, fiebre, escalofríos y dolor en el pecho.
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