La bronquiolitis es una infección respiratoria grave más común en niños menores de 2 años, es provocada por un virus y causa la inflamación obstructiva de los bronquiolos. Sobre todo, afecta a niños alrededor de los 6 meses de edad, con un 90% de casos entre 1 y 9 meses, y tiende a aparecer durante los meses de otoño e invierno. A menudo, la transmisión ocurre a través de personas mayores en su entorno, incluso si no muestran síntomas de bronquiolitis, sino más bien síntomas de un resfriado común. La causa principal es el virus respiratorio sincitial, aunque también algunos tóxicos y procesos autoinmunitarios pueden ser causantes de esta enfermedad.
En adultos, la mayoría de las veces, las enfermedades respiratorias son de origen infeccioso o están relacionadas con el consumo de tabaco.
Causas de la bronquiolitis
a) Viral: 95 %
– Virus sincitial respiratorio (70 %).
– Bordetella pertusis.
– Chlamydia trachomatis.
– Micoplasma pneumoniae.
b) Menos frecuente:
– Adenovirus.
– Rhinovirus.
– Virus de la influenza.
– Virus de la parainfluenza.
c) Otros:
– Haemophilus influenzae tipo B
– Coxackievirus.
Síntomas
La interpretación clínica de una bronquiolitis depende de la extensión y la gravedad de las lesiones en las vías respiratorias, así como por la causa subyacente y el contexto en el que se presenta. La lesión primaria en las vías respiratorias más pequeñas se manifiesta con síntomas inespecíficos, como tos, dificultad para respirar y sonidos respiratorios anormales.
Durante la auscultación pulmonar, pueden escucharse sibilancias bilaterales o crepitantes difusas durante la inspiración. Las pruebas de función respiratoria pueden ser normales o indicar una obstrucción central o periférica. En muchos casos, la bronquiolitis puede estar acompañada de una infección, que afecta a las vías respiratorias más grandes (bronquitis o neumonía), lo que causa los síntomas mencionados.
Tratamiento
El tratamiento es principalmente controlar los síntomas, sobre todo en una hidratación adecuada y la humidificación del ambiente. En situaciones más severas, puede ser necesario administrar oxigenoterapia y broncodilatadores. La mayoría de los pacientes se recuperan por completo en un período de dos semanas.
El tratamiento de los adultos con infección respiratoria alta por VRS también es sintomático. Cuando la infección afecta a las vías respiratorias inferiores, la hidratación y otras medidas para facilitar la movilización de las secreciones respiratorias son importantes. En casos de hipoxia grave, puede ser necesario recurrir a la intubación y ventilación mecánica. En adultos ancianos o inmunodeprimidos con neumonía por VRS, se puede considerar el uso de ribavirina inhalada, un antiviral.
Cuidados de enfermería en la bronquiolitis
La atención de enfermería se centra en proporcionar apoyo. En adultos con síntomas de una infección respiratoria alta por VRS, la atención de enfermería se dirige en educar sobre el autocuidado, identificar posibles complicaciones y prevenir la propagación viral. Cuando los síntomas involucran las vías respiratorias inferiores, la atención de enfermería se asemeja a la que se brinda a pacientes con neumonía.
La bronquitis aguda está causada por una infección que se caracteriza por la inflamación de las vías bajas o bronquios. Esta enfermedad que tiene un importante componente estacional, por lo general, dura menos de 2 semanas y tiende a resolver sin complicaciones. Es común en la atención primaria y a menudo sigue a infecciones del tracto respiratorio superior. Una forma de bronquitis aguda es la exacerbación aguda de la bronquitis crónica, que se produce como una infección aguda superpuesta y representa un riesgo significativo de insuficiencia respiratoria.
Por lo general, la bronquitis tiene un origen viral, pero puede desarrollarse por una sobreinfección bacteriana. En casos excepcionales, la causa puede ser no infecciosa y atribuirse a la irritación de las vías respiratorias por sustancias tóxicas. Se estima que entre el 50% y el 90% de los casos son de origen viral, siendo los virus parainfluenza, influenza, VRS y adenovirus los más comunes. La bronquitis bacteriana puede surgir como una infección primaria o sobreinfectar una bronquitis que inicialmente fue viral. Las bacterias, como Streptococcus pneumoniae y Haemophilus influenzae, son una causa común de bronquitis en fumadores, mientras que, en no fumadores, agentes como Mycoplasma pneumoniae y Chlamydia pneumoniae también pueden ser responsables de la enfermedad.
Síntomas de la bronquitis aguda
El síntoma más frecuente es la tos persistente, a menudo acompañado de congestión nasal, dolor de garganta o pérdida de voz debido a la inflamación de las vías respiratorias superiores. Inicialmente, la tos tiende a ser seca y se agrava por el aire frío, seco o con polvo. A medida que progresa la enfermedad, puede volverse productiva. Esta tos productiva a menudo va acompañada de expectoración mucosa y transparente, aunque en algunos casos puede presentarse esputo purulento.
Otros síntomas asociados pueden incluir fiebre, dolor de cabeza, malestar general y dificultad para respirar durante el esfuerzo. En casos de inflamación traqueal severa, el paciente puede experimentar dolor detrás del esternón, que se intensifica con la respiración profunda y la tos.
Durante la auscultación, es posible que no se encuentren anomalías, o bien se puedan identificar signos de obstrucción como roncus, sibilancias y prolongación del tiempo de exhalación. Es importante diferenciar la bronquitis aguda de otras condiciones como las exacerbaciones asmáticas, neumonía e infecciones del tracto respiratorio superior.
Tratamiento
El tratamiento para la bronquitis aguda es principalmente sintomático y puede incluir antiinflamatorios como el ácido acetilsalicílico o el paracetamol para controlar la fiebre y disminuir el dolor. Es crucial recomendar el cese del hábito tabáquico. En casos de tos persistente que cause molestias, se puede considerar el uso de codeína. Los antitusígenos solo se recomiendan en casos de tos no productiva que sea muy molesta y que interfiera con el reposo o cause vómitos.
Por lo general, no se administrarán antibióticos a menos que el paciente presente una sospecha clara de origen bacteriano, una infección prolongada que esté contribuyendo a los síntomas, sea fumador o tenga una enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Los pacientes que tienen Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), son instruidos para reconocer los síntomas de la bronquitis aguda y comenzar el tratamiento antibiótico tan pronto como aparezcan estos síntomas. La administración temprana de antibióticos en pacientes con EPOC ayuda a reducir las recaídas y disminuir las hospitalizaciones.
Cuidados de enfermería a pacientes con bronquitis aguda
Entre los cuidados a pacientes con bronquitis aguda se encuentran:
Aumento del consumo de líquidos: Explicar la importancia de incrementar la ingesta de líquidos para ayudar a que las secreciones sean menos densas y para cubrir las necesidades aumentadas en caso de fiebre.
Uso de analgésicos y antitusígenos de venta libre: Proporcionar información sobre el uso adecuado de analgésicos y antitusígenos que contengan dextrometorfano para el alivio sintomático de la tos y el malestar asociado.
Descripción de medicamentos prescritos: Describir detalladamente los medicamentos recetados, incluyendo sus usos, posibles efectos secundarios y la importancia de seguir las indicaciones del médico.
Recordatorio sobre el abandono del tabaco: En caso de ser relevante para el paciente, reforzar la importancia de dejar de fumar y proporcionar recursos y apoyo para ayudar en el proceso de cesación tabáquica.
La epiglotitis es una inflamación aguda del cartílago epiglótico y se caracteriza por una rápida inflamación que se inicia entre la base de la lengua y la epiglotis. Esta inflamación empuja la epiglotis hacia atrás, lo que puede representar una amenaza para las vías respiratorias. Aunque esta afección es más común en la infancia, especialmente entre los 2 y 5 años, puede ocurrir a cualquier edad.
La causa principal de la epiglotitis aguda suele ser por la bacteria Haemophilus influenzae, aunque a veces también puede ser Staphylococcus aureus o Streptococcus pneumoniae.
Gracias al uso generalizado de la vacunación contra esta bacteria, se ha observado una notable disminución en la incidencia. En algunos países, la incidencia anual en niños ha disminuido en más del 90%, aunque en adultos apenas han cambiado. Hasta la fecha, no se ha demostrado que los virus sean responsables en ningún caso.
Síntomas
En los niños, los síntomas pueden ser más graves que en los adultos. Esta enfermedad se suele manifestar con: fiebre, dolor de garganta, dificultad para tragar (disfagia) y respirar. Aunque puede haber ruidos respiratorios agudos (estridor), no se presenta la tos espasmódica asociada con el pseudocrup. Como ya hemos comentado, existe el riesgo de una obstrucción rápida de las vías respiratorias, que debe ser vigilada de cerca.
Los adultos, no obstante, experimentan síntomas menos intensos que se desarrollan después de 2 o 3 días de dolor al tragar, como dificultad para respirar, exceso de saliva y estridor, aunque este último no suele ser muy significativo.
En la exploración se puede observar enrojecimiento de la mucosa, aunque puede ser menos evidente de lo esperado a simple vista ya que la obstrucción se localiza más allá de las amígdalas faríngeas. Con una endoscopia se muestra una epiglotis inflamada y enrojecida, que permite la obtención de muestras para un cultivo, aunque teniendo la precaución de no desencadenar un espasmo laríngeo súbito y obstrucción completa de las vías respiratorias, requiriendo una intubación inmediata.
Dado el mayor tamaño del tracto respiratorio en adultos, la enfermedad es generalmente mejor tolerada, siendo la intubación muy excepcional. Una radiografía del cuello puede mostrar una dilatación de la parte inferior de la garganta y un agrandamiento de la epiglotis, que aparece hinchada, con las estructuras subglóticas normales. Los análisis de sangre pueden revelar un aumento en el recuento de glóbulos blancos, sobre todo de los neutrófilos. Los cultivos de sangre a menudo son positivos para Haemophilus influenzae en la mayoría de los casos.
Tratamiento
En los casos más graves se requiere la hospitalización del paciente. El tratamiento a seguir será entonces el de antibióticos por vía intravenosa cubriendo la infección por Haemophilus influenzae. Es recomendable recoger muestra de la secreción epiglótica para la realización del antibiograma. El antibiótico de elección suele ser un beta-lactámico con un inhibidor de las beta-lactamasas o una cefalosporina de segunda o tercera generación. En pacientes alérgicos a estos medicamentos se puede recomendar la clindamicina y el trimetoprim-sulfametoxazol. La duración del tratamiento debe ser de 7 a 10 días.
Si entre los contactos familiares del paciente hay niños menores de 4 años no vacunados, se requiere la administración profiláctica de rifampicina durante 4 días a todos los miembros de la familia, incluido el paciente, para erradicar la bacteria.
En aquellas ocasiones que hay compromiso respiratorio, puede ser necesario realizar una traqueostomía. En los últimos años, también se ha observado la utilidad del soporte ventilatorio con presión positiva a través de una mascarilla facial. Otro tratamiento de utilizado son los corticosteroides sistémicos que se utilizan para reducir la inflamación, especialmente el edema, en las lesiones epiglóticas.
Cuidados de enfermería en la epiglotitis
Los cuidados de enfermería se centran principalmente en la vigilancia y en asegurar la permeabilidad de las vías respiratorias. La monitorización de la saturación de oxígeno y observar de cerca la aparición de posibles signos de obstrucción de las vías respiratorias, como aleteo nasal, agitación, estridor, uso de músculos accesorios y disminución de la saturación de oxígeno.
En caso de que el paciente no esté intubado, se deben tener sistemas disponibles para realizar una intubación de manera urgente en la unidad.
Esta enfermedad representa una situación cuidadosa tanto para el paciente como para el personal de enfermería.
La laringitis es una afección caracterizada por la inflamación de las cuerdas vocales. La forma aguda puede surgir como una infección independiente o como parte de un cuadro infeccioso viral que afecta las vías respiratorias superiores. La laringitis crónica en cambio se desarrolla a partir de episodios recurrentes de laringitis aguda, lo que conlleva a cambios inflamatorios en las cuerdas vocales.
En cambio, el término laringotraqueítis se refiere a una enfermedad inflamatoria, generalmente de naturaleza infecciosa, que afecta a las estructuras de la laringe y la tráquea, y en ocasiones se propaga hacia los bronquios.
Por lo general, tiene un origen viral y se presenta con mayor frecuencia en niños de entre 3 meses y 3 años de edad, especialmente durante su segundo año de vida.
En ocasiones, se presenta en forma de episodios recurrentes que exhiben síntomas distintivos, donde el espasmo laríngeo y el estridor son prominentes. En estos casos, se hace referencia al «crup espasmódico».
Esta enfermedad suele estar vinculada a infecciones respiratorias virales, como la gripe (Parainfluenzavirus tipo 1). Por otro lado, el virus respiratorio sincitial (Pneumovirus) es responsable únicamente del pseudocrup en niños menores de 5 años, mientras que los Influenzavirus y Mycoplasma pneumoniae pueden ser la causa en niños mayores. También puede manifestarse en enfermedades como la bronquitis, la neumonía y otras afecciones del sistema respiratorio.
La enfermedad es más común en otoño e invierno, coincidiendo con el pico de actividad de los Parainfluenzavirus. Además, el uso excesivo de la voz, cambios bruscos de temperatura o la exposición a polvo, humos irritantes, tabaco u otros contaminantes pueden ocasionar tanto laringitis aguda como crónica.
El edema y la hipersecreción subglótica son dos alteraciones que explican la severidad clínica de la infección, dado que en los niños afectan una vía aérea de diámetro reducido siendo especialmente vulnerable.
Síntomas
Después de un breve período de incubación, aparece repentinamente síntomas intensos y a veces abrumadores como tos, dificultad para respirar, estridor y ronquera. Si el cuadro clínico progresa, pueden desarrollarse retracciones intercostales y supraclaviculares. El episodio generalmente dura de 3 a 4 días, con síntomas más prominentes durante la noche.
La mucosa que reviste la laringe aparece inflamada y las cuerdas vocales pueden estar edematosas. El síntoma principal de la laringitis es un cambio de la voz; sin embargo, también pueden aparecer la ronquera o la afonía, que consiste en la pérdida completa de la voz. La garganta molesta y es posible que aparezca una tos seca y áspera.
En los niños más afectados, el estridor puede ser tanto inspiratorio como espiratorio. Los síntomas suelen ser muy característicos por lo que en la mayoría de los casos permiten un diagnóstico rápido. Una radiografía de tórax simple puede revelar un estrechamiento de la luz traqueal en el área subglótica.
Aunque no es común, en los casos más graves puede aparecer cierto grado de fatiga muscular y, en consecuencia, insuficiencia respiratoria.
Para una correcta valoración de la gravedad, se puede emplear la escala de Taussig, la cual valora la presencia de estridor, retracción, entrada del aire, el color y la consciencia. Otra escala que puede ayudar es la de Westley.
Tratamiento
Para la laringitis de causa viral no existe un tratamiento concreto. Se recomienda eliminar cualquier factor desencadenante, como el uso excesivo de la voz y la exposición a irritantes.
Se aconseja descansar la voz y evitar el tabaco y el alcohol, ya que son irritantes químicos.
La inhalación de aire húmedo y frío se considera posiblemente la medida terapéutica más efectiva.
También se ha empleado adrenalina por vía inhalatoria debido a su capacidad vasoconstrictora.
Es fundamental la identificación de los irritantes además de evitarlos Identificar y evitar los irritantes resulta útil para prevenir futuros episodios.
Otras medidas
Atención sintomática, como el uso de analgésicos y pastillas para la garganta, especialmente útiles en infecciones virales.
Terapia antibiótica, reservada para infecciones bacterianas, comúnmente con cefuroxima.
Corticoesteroides para reducir el edema, generalmente dexametasona.
Hospitalización puede ser necesaria en casos de laringitis aguda grave.
Traqueostomía en situaciones donde el edema laríngeo obstaculiza la vía respiratoria.
Tratamiento farmacológico adicional, que puede incluir antiácidos, bloqueantes H2 y antibióticos según la necesidad y la condición del paciente.
Cuidados de enfermería en la laringitis
Descansar la voz es fundamental para acelerar la recuperación y aliviar las molestias en la garganta. Es útil ayudar al paciente a identificar posibles irritantes, como humo, sustancias químicas o cambios de temperatura.
Aconsejar al paciente que evite hablar y ejercer esfuerzo en las cuerdas vocales para permitir que la inflamación disminuya. Se sugiere hablar en frases cortas o recurrir a métodos alternativos de comunicación
En caso de hospitalización, colocar una señal sobre la cama para recordar al personal médico las restricciones sobre el habla y marcar el panel del intercomunicador para indicar que el paciente no puede hablar.
Proporcionar al paciente lápiz y papel o una pizarra para que pueda comunicarse.
Se pueden recomendar pastillas para la tos, aerosoles u otras medidas para mejorar la comodidad, como gárgaras con solución antiséptica tibia.
Realizar evaluaciones periódicas para asegurarse de que el paciente no presente ronquera, dolor o fiebre.
Además, se debe asegurar de que el paciente comprenda la importancia de dejar de fumar, mantener la humedad en la habitación adecuada, cumplir con el tratamiento antibiótico y modificar su entorno para prevenir recaídas.
La sinusitis es la inflamación de los senos paranasales causada comúnmente por una infección bacteriana que afecta a las vías respiratorias superiores. En la mayoría de los casos, son varios los senos que están afectados, siendo los senos maxilares los más comunes, seguidos por los etmoidales, frontales y esfenoidales en orden de frecuencia.
Normalmente, las bacterias son expulsadas de los senos paranasales gracias al sistema mucociliar. Sin embargo, cuando los conductos sinusales se bloquean debido a la inflamación o acumulación de moco, estas bacterias quedan atrapadas en los senos y se reproducen. Las mucosas experimentan inflamación por lo que bloquean la abertura de los senos, dificultando así el drenaje de la mucosidad. Como resultado, dichas secreciones se acumulan en la cavidad sinusal, proporcionando un medio de cultivo propicio para el crecimiento bacteriano.
Dado que las mucosas nasal y sinusal están conectadas, las bacterias suelen acceder a los senos a través de los orificios que se encuentran en los cornetes nasales. La respuesta inflamatoria provocada por la invasión bacteriana conduce a un aumento del edema y la presión en la zona. Por lo tanto, cualquier condición que interfiera con el drenaje de dichos senos como pueden ser: pólipos nasales, rinitis, desviación del tabique nasal, abscesos dentales y lesiones por nadar o bucear, puede provocar sinusitis.
Esta enfermedad se puede presentar de forma aguda o crónica. La forma crónica surge cuando la sinusitis aguda no recibe tratamiento adecuado o el tratamiento no es efectivo. Si la infección persiste, las bacterias pueden quedar atrapadas, lo que conduce a una inflamación crónica con lo que las mucosas se producen engrosamiento. En aquellos pacientes que están inmunodeprimidos, las infecciones fúngicas también pueden desencadenar sinusitis crónica. Además, otros factores como el tabaquismo, antecedentes de alergia y el uso frecuente de aerosoles nasales o inhaladores pueden contribuir a esta condición crónica.
Síntomasde la sinusitis
Las sinusitis agudas son aquellas que duran menos de 3 semanas y generalmente están precedidas por síntomas de resfriado durante la semana anterior. Las formas subagudas tienen una duración que varía entre las tres semanas y los 4 meses.
Por último, las formas crónicas son aquellas que persisten durante más de 3 meses. Entre los síntomas asociados se encuentran:
Congestión y presión nasal
Dolor sobre las mejillas y los dientes superiores (en la sinusitis maxilar)
Dolor sobre los ojos (en la sinusitis etmoidal)
Dolor sobre las cejas (en la sinusitis frontal)
Rara vez, dolor detrás de los ojos (en la sinusitis esfenoidal)
Mucosa nasal edematizada y edema de la cara y el área periorbitaria
Fiebre (en la sinusitis aguda)
Secreciones nasales (puede ser purulenta en la sinusitis aguda y subaguda, continua en
la sinusitis crónica y acuosa en la sinusitis alérgica)
Congestión nasal y posible inflamación y pus
Cuándo esta enfermedad se complica pueden ocurrir: abscesos o celulitis periorbitarios, trombosis del seno cavernoso, meningitis, abscesos cerebrales o sepsis. El edema en la trompa de Eustaquio puede provocar hipoacusia.
Diagnóstico
El diagnóstico generalmente se establece mediante el examen físico y la historia clínica. Otras pruebas como pueden ser la tomografía computarizada (TC) o la radiografía se utilizan en aquellos casos de sinusitis que son persistentes, recurrentes o crónicas.
Con las radiografías de los senos paranasales se busca evaluar la opacidad o densidad en los senos afectados, ya que estos suelen ser translúcidos debido al aire que contienen. La presencia de un nivel visible o engrosamiento de la mucosa sinusal son posibles indicadores de sinusitis.
La tomografía computerizada es más sensible para detectar sinusitis aguda y crónica, y a menudo se realiza sin la necesidad de realizar una radiografía previa.
Por último, la resonancia magnética (RM) se puede solicitar en los casos de sospecha de tumor maligno en los senos.
Tratamiento
El tratamiento generalmente implica el uso de pulverizadores nasales con el fin de eliminar las secreciones y aliviar la congestión. El uso de antibióticos para combatir la infección bacteriana, antiinflamatorios (AINE o corticoides) para reducir el dolor y la inflamación de la mucosa, y mucolíticos para facilitar la expulsión de secreciones. Solo en aquellos casos de sinusitis crónica, donde los síntomas principales incluyen rinorrea con frecuentes recaídas, podría ser necesario recurrir a un tratamiento quirúrgico.
Terapias complementarias
Los tratamientos complementarios tienen como objetivo proporcionar alivio sintomático y mejorar la comodidad en casos de sinusitis. La aromaterapia con hierbas como la mejorana, el eucalipto o la albahaca, administradas mediante vaporización o inhaladas a través de un pañuelo, así como el consumo de tés elaborados con sello de oro, milenrama o uña de caballo, son opciones a considerar. Además, las compresas frías o calientes, la inhalación de vapor y la acupresión también pueden resultar útiles.
Cuidados de enfermería en la sinusitis
Entre los cuidados se encuentran la de educar al paciente para mejorar el drenaje de las secreciones, tales como la inhalación de vapor (mediante baños de vapor, saunas faciales o duchas de agua caliente), aumentar la ingesta de líquidos y aplicar calor local con compresas húmedas calientes.
Además, de enseñar al paciente a reconocer signos y síntomas que podrían indicar complicaciones, como fiebre, cefalea intensa o rigidez de nuca. Esto permite una detección temprana y una intervención oportuna en caso de que surjan problemas adicionales.
La inflamación de las amígdalas palatinas y la faringe, que usualmente incluye la úvula, es conocida como faringoamigdalitis aguda. Esta afección puede ser vírica en un 50% de los casos o producida por bacterias u hongos representando el 15-30% restante. Las infecciones virales son las más comunes y suelen estar vinculadas con el resfriado común complicado. Por otro lado, las infecciones fúngicas están relacionadas con el uso de antibióticos, corticoides inhalados o la inmunodepresión en los pacientes. Entre las infecciones bacterianas, la más común es causada por el Streptococcus β-hemolítico del grupo A, y es importante debido al alto riesgo de desarrollar otro tipo de complicaciones.
Los síntomas de la faringoamigdalitis aguda varían desde una ligera sensación de escozor o molestias en la garganta hasta un intenso dolor al tragar (odinofagia), que puede llegar a causar dificultad para tragar (disfagia). Por lo general, se presentan signos de infección como malestar general, escalofríos, fiebre, entre otros síntomas.
En los casos de faringitis viral y bacteriana, se puede observar enrojecimiento y edema en la mucosa, así como un aumento del tamaño de las amígdalas. La presencia de puntos blancos en la amígdala indica la presencia de pus, lo que sugiere una infección bacteriana. La presencia de placas blancas e irregulares es característica de la infección causada por Cándida albicans.
Tratamiento
El tratamiento puede consistir en aumentar la ingesta de líquidos y consumir alimentos blandos para facilitar la deglución. Además de analgésicos para tratar el dolor y antibióticos en caso de que la causa sea bacteriana. En los casos de faringitis viral, se recomiendan enjuagues con nistatina, un antifúngico.
Es crucial tratar adecuadamente la faringitis estreptocócica aguda para prevenir complicaciones graves como sinusitis, otitis media, absceso periamigdalino, mastoiditis, fiebre reumática, u otras complicaciones.
Cuidados de enfermería de la faringoamigdalitis aguda
El objetivo del tratamiento es aliviar los signos y síntomas de la enfermedad y prevenir complicaciones secundarias.
Se instruye al paciente en la correcta realización de enjuagues bucales con nistatina si están indicados. Después de un enjuague completo, se recomienda retener el líquido en la boca por un tiempo y luego tragarlo para que el fármaco alcance las amígdalas y la parte posterior de la faringe.
Se aconseja aumentar la ingesta de líquidos, prefiriendo bebidas frías y gelatinas que no irriten la faringe, mientras que la acidez de los cítricos puede causar molestias adicionales. Además, se proporcionan alimentos blandos que sean fáciles de tragar.
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