Epiglotitis

La epiglotitis es una inflamación aguda del cartílago epiglótico y se caracteriza por una rápida inflamación que se inicia entre la base de la lengua y la epiglotis. Esta inflamación empuja la epiglotis hacia atrás, lo que puede representar una amenaza para las vías respiratorias.  Aunque esta afección es más común en la infancia, especialmente entre los 2 y 5 años, puede ocurrir a cualquier edad.

Anatomía de la lengua

Causa de la epiglotitis

La causa principal de la epiglotitis aguda suele ser por la bacteria Haemophilus influenzae, aunque a veces también puede ser Staphylococcus aureus o Streptococcus pneumoniae.

Gracias al uso generalizado de la vacunación contra esta bacteria, se ha observado una notable disminución en la incidencia. En algunos países, la incidencia anual en niños ha disminuido en más del 90%, aunque en adultos apenas han cambiado. Hasta la fecha, no se ha demostrado que los virus sean responsables en ningún caso.

Síntomas

En los niños, los síntomas pueden ser más graves que en los adultos. Esta enfermedad se suele manifestar con: fiebre, dolor de garganta, dificultad para tragar (disfagia) y respirar. Aunque puede haber ruidos respiratorios agudos (estridor), no se presenta la tos espasmódica asociada con el pseudocrup. Como ya hemos comentado, existe el riesgo de una obstrucción rápida de las vías respiratorias, que debe ser vigilada de cerca.

Los adultos, no obstante, experimentan síntomas menos intensos que se desarrollan después de 2 o 3 días de dolor al tragar, como dificultad para respirar, exceso de saliva y estridor, aunque este último no suele ser muy significativo.

En la exploración se puede observar enrojecimiento de la mucosa, aunque puede ser menos evidente de lo esperado a simple vista ya que la obstrucción se localiza más allá de las amígdalas faríngeas. Con una endoscopia se muestra una epiglotis inflamada y enrojecida, que permite la obtención de muestras para un cultivo, aunque teniendo la precaución de no desencadenar un espasmo laríngeo súbito y obstrucción completa de las vías respiratorias, requiriendo una intubación inmediata.

Dado el mayor tamaño del tracto respiratorio en adultos, la enfermedad es generalmente mejor tolerada, siendo la intubación muy excepcional. Una radiografía del cuello puede mostrar una dilatación de la parte inferior de la garganta y un agrandamiento de la epiglotis, que aparece hinchada, con las estructuras subglóticas normales. Los análisis de sangre pueden revelar un aumento en el recuento de glóbulos blancos, sobre todo de los neutrófilos. Los cultivos de sangre a menudo son positivos para Haemophilus influenzae en la mayoría de los casos.

Tratamiento

En los casos más graves se requiere la hospitalización del paciente. El tratamiento a seguir será entonces el de antibióticos por vía intravenosa cubriendo la infección por Haemophilus influenzae. Es recomendable recoger muestra de la secreción epiglótica para la realización del antibiograma. El antibiótico de elección suele ser un beta-lactámico con un inhibidor de las beta-lactamasas o una cefalosporina de segunda o tercera generación. En pacientes alérgicos a estos medicamentos se puede recomendar la clindamicina y el trimetoprim-sulfametoxazol. La duración del tratamiento debe ser de 7 a 10 días.

Si entre los contactos familiares del paciente hay niños menores de 4 años no vacunados, se requiere la administración profiláctica de rifampicina durante 4 días a todos los miembros de la familia, incluido el paciente, para erradicar la bacteria.

En aquellas ocasiones que hay compromiso respiratorio, puede ser necesario realizar una traqueostomía. En los últimos años, también se ha observado la utilidad del soporte ventilatorio con presión positiva a través de una mascarilla facial. Otro tratamiento de utilizado son los corticosteroides sistémicos que se utilizan para reducir la inflamación, especialmente el edema, en las lesiones epiglóticas.

Cuidados de enfermería en la epiglotitis

Los cuidados de enfermería se centran principalmente en la vigilancia y en asegurar la permeabilidad de las vías respiratorias. La monitorización de la saturación de oxígeno y observar de cerca la aparición de posibles signos de obstrucción de las vías respiratorias, como aleteo nasal, agitación, estridor, uso de músculos accesorios y disminución de la saturación de oxígeno.

En caso de que el paciente no esté intubado, se deben tener sistemas disponibles para realizar una intubación de manera urgente en la unidad.

Esta enfermedad representa una situación cuidadosa tanto para el paciente como para el personal de enfermería.

Laringitis

La laringitis es una afección caracterizada por la inflamación de las cuerdas vocales. La forma aguda puede surgir como una infección independiente o como parte de un cuadro infeccioso viral que afecta las vías respiratorias superiores. La laringitis crónica en cambio se desarrolla a partir de episodios recurrentes de laringitis aguda, lo que conlleva a cambios inflamatorios en las cuerdas vocales.

En cambio, el término laringotraqueítis se refiere a una enfermedad inflamatoria, generalmente de naturaleza infecciosa, que afecta a las estructuras de la laringe y la tráquea, y en ocasiones se propaga hacia los bronquios.

Por lo general, tiene un origen viral y se presenta con mayor frecuencia en niños de entre 3 meses y 3 años de edad, especialmente durante su segundo año de vida.

En ocasiones, se presenta en forma de episodios recurrentes que exhiben síntomas distintivos, donde el espasmo laríngeo y el estridor son prominentes. En estos casos, se hace referencia al «crup espasmódico».

Causas de la laringitis

Esta enfermedad suele estar vinculada a infecciones respiratorias virales, como la gripe (Parainfluenzavirus tipo 1). Por otro lado, el virus respiratorio sincitial (Pneumovirus) es responsable únicamente del pseudocrup en niños menores de 5 años, mientras que los Influenzavirus y Mycoplasma pneumoniae pueden ser la causa en niños mayores. También puede manifestarse en enfermedades como la bronquitis, la neumonía y otras afecciones del sistema respiratorio.

La enfermedad es más común en otoño e invierno, coincidiendo con el pico de actividad de los Parainfluenzavirus. Además, el uso excesivo de la voz, cambios bruscos de temperatura o la exposición a polvo, humos irritantes, tabaco u otros contaminantes pueden ocasionar tanto laringitis aguda como crónica.

El edema y la hipersecreción subglótica son dos alteraciones que explican la severidad clínica de la infección, dado que en los niños afectan una vía aérea de diámetro reducido siendo especialmente vulnerable.

Síntomas

Después de un breve período de incubación, aparece repentinamente síntomas intensos y a veces abrumadores como tos, dificultad para respirar, estridor y ronquera. Si el cuadro clínico progresa, pueden desarrollarse retracciones intercostales y supraclaviculares. El episodio generalmente dura de 3 a 4 días, con síntomas más prominentes durante la noche.

La mucosa que reviste la laringe aparece inflamada y las cuerdas vocales pueden estar edematosas. El síntoma principal de la laringitis es un cambio de la voz; sin embargo, también pueden aparecer la ronquera o la afonía, que consiste en la pérdida completa de la voz. La garganta molesta y es posible que aparezca una tos seca y áspera.

En los niños más afectados, el estridor puede ser tanto inspiratorio como espiratorio. Los síntomas suelen ser muy característicos por lo que en la mayoría de los casos permiten un diagnóstico rápido. Una radiografía de tórax simple puede revelar un estrechamiento de la luz traqueal en el área subglótica.

Aunque no es común, en los casos más graves puede aparecer cierto grado de fatiga muscular y, en consecuencia, insuficiencia respiratoria.

Para una correcta valoración de la gravedad, se puede emplear la escala de Taussig, la cual valora la presencia de estridor, retracción, entrada del aire, el color y la consciencia. Otra escala que puede ayudar es la de Westley.

Escala de Taussig

Tratamiento

  • Para la laringitis de causa viral no existe un tratamiento concreto. Se recomienda eliminar cualquier factor desencadenante, como el uso excesivo de la voz y la exposición a irritantes.
  • Se aconseja descansar la voz y evitar el tabaco y el alcohol, ya que son irritantes químicos.
  • La inhalación de aire húmedo y frío se considera posiblemente la medida terapéutica más efectiva.
  • También se ha empleado adrenalina por vía inhalatoria debido a su capacidad vasoconstrictora.
  • Es fundamental la identificación de los irritantes además de evitarlos Identificar y evitar los irritantes resulta útil para prevenir futuros episodios.

Otras medidas

  • Atención sintomática, como el uso de analgésicos y pastillas para la garganta, especialmente útiles en infecciones virales.
  • Terapia antibiótica, reservada para infecciones bacterianas, comúnmente con cefuroxima.
  • Corticoesteroides para reducir el edema, generalmente dexametasona.
  • Hospitalización puede ser necesaria en casos de laringitis aguda grave.
  • Traqueostomía en situaciones donde el edema laríngeo obstaculiza la vía respiratoria.
  • Tratamiento farmacológico adicional, que puede incluir antiácidos, bloqueantes H2 y antibióticos según la necesidad y la condición del paciente.

Cuidados de enfermería en la laringitis

  • Descansar la voz es fundamental para acelerar la recuperación y aliviar las molestias en la garganta. Es útil ayudar al paciente a identificar posibles irritantes, como humo, sustancias químicas o cambios de temperatura.
  • Aconsejar al paciente que evite hablar y ejercer esfuerzo en las cuerdas vocales para permitir que la inflamación disminuya. Se sugiere hablar en frases cortas o recurrir a métodos alternativos de comunicación
  • En caso de hospitalización, colocar una señal sobre la cama para recordar al personal médico las restricciones sobre el habla y marcar el panel del intercomunicador para indicar que el paciente no puede hablar.
  • Proporcionar al paciente lápiz y papel o una pizarra para que pueda comunicarse.
  • Se pueden recomendar pastillas para la tos, aerosoles u otras medidas para mejorar la comodidad, como gárgaras con solución antiséptica tibia.
  • Realizar evaluaciones periódicas para asegurarse de que el paciente no presente ronquera, dolor o fiebre.
  • Además, se debe asegurar de que el paciente comprenda la importancia de dejar de fumar, mantener la humedad en la habitación adecuada, cumplir con el tratamiento antibiótico y modificar su entorno para prevenir recaídas.

Sinusitis

La sinusitis es la inflamación de los senos paranasales causada comúnmente por una infección bacteriana que afecta a las vías respiratorias superiores. En la mayoría de los casos, son varios los senos que están afectados, siendo los senos maxilares los más comunes, seguidos por los etmoidales, frontales y esfenoidales en orden de frecuencia.

Normalmente, las bacterias son expulsadas de los senos paranasales gracias al sistema mucociliar. Sin embargo, cuando los conductos sinusales se bloquean debido a la inflamación o acumulación de moco, estas bacterias quedan atrapadas en los senos y se reproducen. Las mucosas experimentan inflamación por lo que bloquean la abertura de los senos, dificultando así el drenaje de la mucosidad. Como resultado, dichas secreciones se acumulan en la cavidad sinusal, proporcionando un medio de cultivo propicio para el crecimiento bacteriano.

Dado que las mucosas nasal y sinusal están conectadas, las bacterias suelen acceder a los senos a través de los orificios que se encuentran en los cornetes nasales. La respuesta inflamatoria provocada por la invasión bacteriana conduce a un aumento del edema y la presión en la zona. Por lo tanto, cualquier condición que interfiera con el drenaje de dichos senos como pueden ser: pólipos nasales, rinitis, desviación del tabique nasal, abscesos dentales y lesiones por nadar o bucear, puede provocar sinusitis.



Esta enfermedad se puede presentar de forma aguda o crónica. La forma crónica surge cuando la sinusitis aguda no recibe tratamiento adecuado o el tratamiento no es efectivo. Si la infección persiste, las bacterias pueden quedar atrapadas, lo que conduce a una inflamación crónica con lo que las mucosas se producen engrosamiento. En aquellos pacientes que están inmunodeprimidos, las infecciones fúngicas también pueden desencadenar sinusitis crónica. Además, otros factores como el tabaquismo, antecedentes de alergia y el uso frecuente de aerosoles nasales o inhaladores pueden contribuir a esta condición crónica.

Síntomas de la sinusitis

Las sinusitis agudas son aquellas que duran menos de 3 semanas y generalmente están precedidas por síntomas de resfriado durante la semana anterior. Las formas subagudas tienen una duración que varía entre las tres semanas y los 4 meses.

Por último, las formas crónicas son aquellas que persisten durante más de 3 meses. Entre los síntomas asociados se encuentran:

  • Congestión y presión nasal
  • Dolor sobre las mejillas y los dientes superiores (en la sinusitis maxilar)
  • Dolor sobre los ojos (en la sinusitis etmoidal)
  • Dolor sobre las cejas (en la sinusitis frontal)
  • Rara vez, dolor detrás de los ojos (en la sinusitis esfenoidal)
  • Mucosa nasal edematizada y edema de la cara y el área periorbitaria
  • Fiebre (en la sinusitis aguda)
  • Secreciones nasales (puede ser purulenta en la sinusitis aguda y subaguda, continua en
  • la sinusitis crónica y acuosa en la sinusitis alérgica)
  • Congestión nasal y posible inflamación y pus

Cuándo esta enfermedad se complica pueden ocurrir: abscesos o celulitis periorbitarios, trombosis del seno cavernoso, meningitis, abscesos cerebrales o sepsis. El edema en la trompa de Eustaquio puede provocar hipoacusia.

Diagnóstico

El diagnóstico generalmente se establece mediante el examen físico y la historia clínica. Otras pruebas como pueden ser la tomografía computarizada (TC) o la radiografía se utilizan en aquellos casos de sinusitis que son persistentes, recurrentes o crónicas.

Con las radiografías de los senos paranasales se busca evaluar la opacidad o densidad en los senos afectados, ya que estos suelen ser translúcidos debido al aire que contienen. La presencia de un nivel visible o engrosamiento de la mucosa sinusal son posibles indicadores de sinusitis.

La tomografía computerizada es más sensible para detectar sinusitis aguda y crónica, y a menudo se realiza sin la necesidad de realizar una radiografía previa.

Por último, la resonancia magnética (RM) se puede solicitar en los casos de sospecha de tumor maligno en los senos.

Tratamiento

El tratamiento generalmente implica el uso de pulverizadores nasales con el fin de eliminar las secreciones y aliviar la congestión. El uso de antibióticos para combatir la infección bacteriana, antiinflamatorios (AINE o corticoides) para reducir el dolor y la inflamación de la mucosa, y mucolíticos para facilitar la expulsión de secreciones.
Solo en aquellos casos de sinusitis crónica, donde los síntomas principales incluyen rinorrea con frecuentes recaídas, podría ser necesario recurrir a un tratamiento quirúrgico.

Terapias complementarias

Los tratamientos complementarios tienen como objetivo proporcionar alivio sintomático y mejorar la comodidad en casos de sinusitis. La aromaterapia con hierbas como la mejorana, el eucalipto o la albahaca, administradas mediante vaporización o inhaladas a través de un pañuelo, así como el consumo de tés elaborados con sello de oro, milenrama o uña de caballo, son opciones a considerar. Además, las compresas frías o calientes, la inhalación de vapor y la acupresión también pueden resultar útiles.

Cuidados de enfermería en la sinusitis

Entre los cuidados se encuentran la de educar al paciente para mejorar el drenaje de las secreciones, tales como la inhalación de vapor (mediante baños de vapor, saunas faciales o duchas de agua caliente), aumentar la ingesta de líquidos y aplicar calor local con compresas húmedas calientes.

Además, de enseñar al paciente a reconocer signos y síntomas que podrían indicar complicaciones, como fiebre, cefalea intensa o rigidez de nuca. Esto permite una detección temprana y una intervención oportuna en caso de que surjan problemas adicionales.

Saunas para tratamiento de la sinusitis

Faringoamigdalitis aguda

La inflamación de las amígdalas palatinas y la faringe, que usualmente incluye la úvula, es conocida como faringoamigdalitis aguda. Esta afección puede ser vírica en un 50% de los casos o producida por bacterias u hongos representando el 15-30% restante. Las infecciones virales son las más comunes y suelen estar vinculadas con el resfriado común complicado. Por otro lado, las infecciones fúngicas están relacionadas con el uso de antibióticos, corticoides inhalados o la inmunodepresión en los pacientes. Entre las infecciones bacterianas, la más común es causada por el Streptococcus β-hemolítico del grupo A, y es importante debido al alto riesgo de desarrollar otro tipo de complicaciones.

Manifestaciones

Los síntomas de la faringoamigdalitis aguda varían desde una ligera sensación de escozor o molestias en la garganta hasta un intenso dolor al tragar (odinofagia), que puede llegar a causar dificultad para tragar (disfagia). Por lo general, se presentan signos de infección como malestar general, escalofríos, fiebre, entre otros síntomas.

En los casos de faringitis viral y bacteriana, se puede observar enrojecimiento y edema en la mucosa, así como un aumento del tamaño de las amígdalas. La presencia de puntos blancos en la amígdala indica la presencia de pus, lo que sugiere una infección bacteriana. La presencia de placas blancas e irregulares es característica de la infección causada por Cándida albicans.

Tratamiento

El tratamiento puede consistir en aumentar la ingesta de líquidos y consumir alimentos blandos para facilitar la deglución. Además de analgésicos para tratar el dolor y antibióticos en caso de que la causa sea bacteriana. En los casos de faringitis viral, se recomiendan enjuagues con nistatina, un antifúngico.

Es crucial tratar adecuadamente la faringitis estreptocócica aguda para prevenir complicaciones graves como sinusitis, otitis media, absceso periamigdalino, mastoiditis, fiebre reumática, u otras complicaciones.

Cuidados de enfermería de la faringoamigdalitis aguda

El objetivo del tratamiento es aliviar los signos y síntomas de la enfermedad y prevenir complicaciones secundarias.

Se instruye al paciente en la correcta realización de enjuagues bucales con nistatina si están indicados. Después de un enjuague completo, se recomienda retener el líquido en la boca por un tiempo y luego tragarlo para que el fármaco alcance las amígdalas y la parte posterior de la faringe.

Se aconseja aumentar la ingesta de líquidos, prefiriendo bebidas frías y gelatinas que no irriten la faringe, mientras que la acidez de los cítricos puede causar molestias adicionales. Además, se proporcionan alimentos blandos que sean fáciles de tragar.

Bronquiectasias

Las bronquiectasias se caracterizan por ser dilataciones anómalas e irreversibles de los bronquios cartilaginosos de tamaño mediano. Estas dilataciones suelen ir acompañadas de la destrucción de los componentes muscular y elástico de la pared bronquial, y normalmente se relacionan con infecciones bronquiales crónicas.

Las alteraciones estructurales en la pared bronquial predisponen a la infección y a una alteración ventilatoria de tipo obstructivo que puede variar en su intensidad. Hay que diferenciar las bronquiectasias, de las dilataciones bronquiales reversibles que surgen como resultado de procesos inflamatorios agudos, como traqueobronquitis, neumonía o atelectasias, ya que estas últimas tienden a resolverse en períodos de tiempo relativamente cortos, aproximadamente de 3 o 4 meses.

La incidencia y prevalencia de las bronquiectasias se desconoce. En los países desarrollados, la incidencia de bronquiectasias post-infección ha disminuido en las últimas décadas debido a los programas de vacunación infantil, la efectividad del tratamiento contra la tuberculosis y la disponibilidad de una amplia gama de antibióticos eficaces contra las infecciones pulmonares. A pesar de ello, la incidencia sigue siendo significativa en los países menos desarrollados y no es insignificante en los países desarrollados.

Clasificación de las bronquiectasias

La clasificación que se suele utilizar para las bronquiectasias es la de Reid, la cual se categoriza en tres tipos:

  • Bronquiectasias cilíndricas: Estas se caracterizan por una dilatación uniforme que alcanza un calibre normal de manera abrupta y transversal, típicamente debido al bloqueo por secreciones de bronquiolos y bronquios de menor tamaño.
  • Bronquiectasias varicosas: presentan una dilatación irregular.
  • Bronquiectasias saculares: Estas en cambio se caracterizan por una dilatación más pronunciada en la región distal, culminando en una estructura en forma de saco en su extremo terminal.

Causas de las bronquiectasias

Como hemos comentado, las bronquiectasias se desarrollan como resultado de la inflamación y la destrucción de los componentes estructurales de la pared bronquial. Las causas pueden ser por:  

Causas infecciosas

Los adenovirus y el virus de la gripe son los virus que pueden provocar bronquiectasias junto con daño en las vías respiratorias inferiores. Las infecciones bacterianas, especialmente aquellas causadas por microorganismos como Staphylococcus aureus, Klebsiella y bacterias anaerobias, son aún importantes causas de bronquiectasias, especialmente en casos de neumonía sin tratamiento o con tratamiento tardío. También se ha observado la presencia de esta enfermedad en pacientes infectados con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), posiblemente debido a infecciones bacterianas recurrentes. La tuberculosis también es una causa común de bronquiectasias, especialmente en los lóbulos superiores del pulmón.

Obstrucción endobronquial

La causa más común de obstrucción es el carcinoma pulmonar, pero este no suele conducir a la formación de bronquiectasias debido a la limitada supervivencia del paciente. Algunos tumores que afectan las vías respiratorias pueden asociarse a bronquiectasias debido a su crecimiento más lento. Otras causas de obstrucción pueden incluir compresión por adenomegalias o estenosis postinflamatoria. En niños, la causa principal suele ser la aspiración de cuerpos extraños.

Bronquiectasias por alteraciones en la respuesta inmunitaria

Las inmunodeficiencias, especialmente aquellas causadas por un déficit predominante de anticuerpos, suelen estar caracterizadas por una ausencia o disfunción de las inmunoglobulinas (Ig), que son el principal mecanismo de defensa del pulmón contra las infecciones. Es importante investigar a todo paciente que presente infecciones respiratorias recurrentes para descartar la presencia de inmunodeficiencias primarias.

Las inmunodeficiencias secundarias, que pueden surgir como resultado de neoplasias hematológicas (como el mieloma múltiple, la leucemia linfática crónica, el linfoma, etc.), tratamientos inmunodepresores y la infección por el VIH, suelen estar asociadas con infecciones respiratorias recurrentes y el desarrollo de bronquiectasias.

Bronquiectasias por alteraciones en el sistema mucociliar

Algunas enfermedades como la fibrosis quística, la discinesia ciliar primaria y el síndrome de Young pueden provocar bronquiectasias debido a dificultades en la limpieza de las secreciones.

Bronquiectasias por enfermedades congénitas

Otras causas de bronquiectasias

Pueden ser debidos a la aspiración del contenido gástrico y/o la inhalación de gases tóxicos. Además, en pacientes con colitis ulcerosa, artritis reumatoide o síndrome de Sjögren, pueden observarse bronquiectasias, aunque no está claro si existe una reacción inmunitaria específica que desencadene la inflamación de las vías respiratorias. Las bronquiectasias también pueden encontrarse en el síndrome de las uñas amarillas y en el 30% al 50% de los pacientes con déficit de alfa-1 antitripsina.

Bronquiectasias idiopáticas o de causa no conocida

Suponen alrededor del 20 al 50% de los casos.

Tratamiento

El tratamiento de las bronquiectasias se basa en la eliminación de la obstrucción bronquial, si está presente. Mejorar la eliminación de las secreciones bronquiales, lo cual se puede lograr mediante una adecuada hidratación, fisioterapia respiratoria y drenaje postural continuado. Estas últimas dos medidas son especialmente importantes cuando la producción de esputo es alta. El uso de mucolíticos está sujeto a controversia y debe ser evaluado cada caso.

Administrar antibióticos para gestionar las infecciones durante las exacerbaciones por un período de 10 a 15 días.

Antiguamente la cirugía se utilizaba en más ocasiones, pero ha sido reemplazada por tratamientos antibióticos más efectivos combinados con medidas de apoyo. No obstante, si la bronquiectasia es localizada y las complicaciones persisten a pesar del tratamiento médico, podría ser necesario considerar la extirpación quirúrgica de la parte enferma del pulmón.

Estas medidas buscan un manejo terapéutico adecuado de las bronquiectasias, para encontrar una mejora en la función respiratoria y reducir la frecuencia de las exacerbaciones.

Cuidados de enfermería en las Bronquiectasias

El papel fundamental de las enfermeras consiste en conseguir la eliminación de las secreciones mediante diferentes técnicas

Instruir al paciente sobre la realización de ejercicios de respiración profunda y tos efectivas.

La fisioterapia respiratoria, que incluye el drenaje postural de las áreas afectadas, es recomendable. En algunos casos, se requiere elevar el pie de la cama unos centímetros para mejorar el drenaje, y se utilizan almohadas para ayudar al paciente a adoptar las posiciones adecuadas.

Se puede emplear dispositivos de aclaramiento de moco, como el flutter, que es un dispositivo manual que tiene como función vibrar las vías respiratorias durante la espiración.

El reposo es fundamental para prevenir el exceso de esfuerzo. Durante las fases agudas de la enfermedad. Es importante evitar el enfriamiento y la fatiga excesiva.

Aunque es difícil de mantener una buena nutrición es vital, ya que muchos pacientes experimentan anorexia. La higiene oral ayuda a estimular el apetito, al eliminar detritus y costras secas de esputo. Intentar ofrecer alimentos apetitosos.

La hidratación adecuada es esencial para fluidificar las secreciones y facilitar su eliminación. Se recomienda que, a menos que existan contraindicaciones como insuficiencia cardíaca congestiva o enfermedad renal, el paciente consuma al menos 3 litros de líquido al día, prefiriendo líquidos con bajo contenido de sal para prevenir la retención de líquidos.

La hidratación directa del tracto respiratorio también puede ser beneficiosa para facilitar la expectoración. Normalmente, se utiliza un aerosol suave con suero fisiológico administrado mediante un nebulizador. En el hogar, se puede conseguir con una ducha de vapor.

Se aconseja al paciente que use un broncodilatador inhalado 10-15 minutos antes de utilizar el aerosol suave para prevenir la broncoconstricción.

Es fundamental que el paciente y su familia reconozcan las manifestaciones clínicas importantes para describirlas al médico o enfermera. Estas manifestaciones incluyen aumento en la producción de esputo, hemoptisis, aumento de la insuficiencia respiratoria, fiebre, escalofríos y dolor en el pecho.

Síndrome de apnea obstructiva del sueño

El síndrome de apnea e hipopnea obstructiva del sueño (SAHOS) es una condición bastante común que afecta al 4% de la población adulta. El principal síntoma es la excesiva somnolencia durante el día, que, junto con cambios en el estado de ánimo y deterioro cognitivo, contribuyen a un declive gradual en la calidad de vida de los pacientes. Además, está vinculado con un mayor riesgo de desarrollar hipertensión arterial, problemas cardiovasculares y accidentes laborales y de tránsito. Esta enfermedad suele ser subestimada en su diagnóstico, y es responsabilidad de los profesionales médicos mejorar su identificación para garantizar un tratamiento adecuado.

El SAHOS se define por la repetición de episodios en los que la vía aérea superior se colapsa parcial o completamente durante el sueño, teniendo como consecuencia niveles reducidos de oxígeno y niveles elevados de dióxido de carbono en la sangre, además de un despertar temporal que facilita la restauración de la respiración normal hasta el próximo episodio.

La obstrucción de la vía respiratoria superior se produce en la región de la faringe, debido a que es una estructura que no cuenta con un soporte de cartílago u hueso y, por lo tanto, tiene más facilidad para colapsar.

Apneas

Las apneas se pueden clasificar según la presencia del estímulo central y se clasifican en:

Apnea central

Caracterizada por la falta de movimientos respiratorios debido a la abolición de la actividad del centro respiratorio.

Apnea obstructiva

Se produce cuando hay una interrupción del flujo de aire debido a la obstrucción de la vía respiratoria, aunque persiste el esfuerzo para respirar.

Apnea mixta

Comienza con un episodio de apnea central seguido de un componente obstructivo.

En el síndrome de apnea obstructiva del sueño, se observa una fragmentación del sueño, lo que resulta en una reducción del sueño de onda lenta, también conocido como sueño profundo, así como del sueño REM.

Factores de riesgo

Además del género masculino, los factores de riesgo de la apnea obstructiva del sueño incluyen sobre todo la edad y la obesidad. Un perímetro del cuello grande (43 cm en varones y 40 cm en mujeres) es otro factor de riesgo. El consumo de alcohol y otras sustancias depresoras del sistema nervioso central (SNC) también puede contribuir a la apnea del sueño.

Síntomas

El síndrome de apnea obstructiva del sueño se manifiesta tanto por la noche como durante el día. Los síntomas nocturnos suelen ser características de la enfermedad e incluyen un ronquido habitual, a menudo intenso, que puede perturbar la calidad del sueño del compañero de cama y la referencia a episodios de apnea o «ahogos» durante el sueño.

Entre las manifestaciones diurnas, la somnolencia excesiva es la más significativa y puede ser la causa de accidentes automovilísticos y laborales. El cuestionario de Epworth, evalúa la somnolencia mediante la probabilidad de dormirse o «cabecear» en diversas circunstancias de baja estimulación.

Cuestionario EPWORTH

Se considera significativa si la puntuación es igual o mayor a 11. Otros síntomas diurnos incluyen cefalea matutina, dificultades de atención y memoria, disminución de la libido y alteraciones del estado de ánimo.

Los principales síntomas del síndrome de apnea del sueño son los ronquidos nocturnos y la somnolencia diurna.

Diagnóstico

El diagnóstico se establece mediante una exhaustiva entrevista clínica, donde es crucial la valoración de la pareja del paciente, junto con una exploración física detallada.

La confirmación vendrá en la polisomnografía, un examen del sueño que se realiza durante toda la noche. Durante este estudio, se registran diversas variables, que incluyen:

  • Electroencefalograma con mediciones de actividad ocular y tono muscular.
  • Registros de actividad respiratoria y flujo de aire.
  • Mediciones continuas de la saturación arterial de oxígeno.
  • Frecuencia cardíaca.

Tratamiento

El objetivo del tratamiento para el Síndrome de Apnea-Hipopnea del Sueño es solucionar los síntomas clínicos, mejorar la calidad del sueño, corregir la baja saturación de oxígeno durante la noche, minimizar las complicaciones cardiovasculares y cerebrovasculares, y prevenir accidentes laborales y de tráfico. Debido a la complejidad de la enfermedad, se necesita un enfoque terapéutico que involucre la colaboración de diversos especialistas en distintos momentos del proceso clínico.

La apnea obstructiva del sueño leve o moderada puede abordarse mediante la pérdida de peso, la abstención del consumo de alcohol, la mejora de la permeabilidad nasal y evitando dormir en posición supina. Aunque perder peso con frecuencia ayuda a resolver esta condición, mantener un peso óptimo puede ser difícil. Por esta razón, se han desarrollado dispositivos orales diseñados para mantener la mandíbula y la lengua hacia adelante durante el sueño.

La presión positiva continua en la vía aérea nasal (CPAP) se considera el tratamiento principal para la apnea obstructiva del sueño. Este método implica el uso de un compresor de aire que genera una presión positiva aplicada a través de una mascarilla nasal ajustada, lo que fortalece la vía aérea faríngea y evita su colapso y obstrucción.

Los pacientes suelen tolerar bien este dispositivo. No obstante, las vías nasales pueden irritarse y secarse con el uso de la CPAP, por lo que se recomienda el uso de un humidificador dentro del sistema o en la habitación. Un dispositivo más reciente, la BIPAP, administra presiones más altas durante la inspiración y más bajas durante la espiración, lo que reduce la resistencia al exhalar.

Cirugía

La amigdalectomía y la adenoidectomía pueden ayudar a aliviar la obstrucción de las vías respiratorias superiores en ciertos pacientes. La eliminación del tejido responsable de la obstrucción en el paladar blando, la úvula y la pared posterolateral de la faringe puede llevarse a cabo mediante una uvulopalatofaringoplastia. Aunque solo aproximadamente el 50% de las cirugías producen resultados satisfactorios en el tratamiento de la apnea del sueño. En situaciones graves, puede ser necesario realizar una traqueostomía para evitar la zona de obstrucción.

Aunque algunos pacientes presentan anomalías estructurales en la vía aérea superior donde la una intervención quirúrgica puede ayudar, los resultados de cualquier intervención quirúrgica pueden ser inferiores a los obtenidos con una CPAP. Por consiguiente, la evaluación de los candidatos a cirugía debe realizarse de manera personalizada por médicos especializados.

El tratamiento debe abordar no solo la mejora de los síntomas, sino también la corrección de las alteraciones fisiológicas subyacentes.

Cuidados enfermeros en el síndrome de apnea obstructiva de sueño

Para las apneas leves durante la noche se recomienda a los pacientes que eviten el consumo de sedantes y alcohol al menos 3 o 4 horas antes de dormir. Controlar el peso, ya que el sobrepeso puede empeorar los síntomas. El uso de dispositivos bucales durante el sueño puede aliviar los síntomas en algunos pacientes ya que puede prevenir la obstrucción de las vías respiratorias. Estos dispositivos ayudan a posicionar la mandíbula y la lengua, lo que amplía el espacio de la vía aérea. Algunas personas encuentran útiles los grupos de apoyo, donde pueden compartir preocupaciones y aprender estrategias para lidiar con los problemas asociados a esta condición de apnea.

Para las apneas más severas, se recurre a la aplicación de presión positiva continua en la vía aérea a través de la nariz. Con este método, el paciente utiliza una máscara nasal conectada a una fuente de flujo de aire elevado. Esta fuente de flujo se ajusta para mantener una presión positiva suficiente (entre 5 y 15 cmH2O) en la vía aérea durante tanto la inspiración como la espiración, con el fin de prevenir el colapso de las vías respiratorias.

Algunos pacientes no pueden tolerar la exhalación contra una presión tan alta. En tales casos, una terapia más avanzada conocida como presión positiva de la vía aérea a dos niveles puede ser beneficiosa. Esta terapia proporciona una presión más elevada durante la inspiración, cuando la vía aérea está más cerrada, y una presión menor durante la espiración, cuando la vía aérea está menos obstruida. Esto ayuda al paciente a tolerar mejor el tratamiento.

Si estas medidas no son efectivas, la apnea del sueño puede tratarse mediante cirugía. Los procedimientos quirúrgicos más comunes son la uvulopalatofaringoplastia) y el avance del geniogloso y la miotomía hioidea. Estas técnicas suelen mejorar los síntomas en aproximadamente el 60% de los pacientes.