La epiglotitis es una inflamación aguda del cartílago epiglótico y se caracteriza por una rápida inflamación que se inicia entre la base de la lengua y la epiglotis. Esta inflamación empuja la epiglotis hacia atrás, lo que puede representar una amenaza para las vías respiratorias.  Aunque esta afección es más común en la infancia, especialmente entre los 2 y 5 años, puede ocurrir a cualquier edad.

Anatomía de la lengua

Causa de la epiglotitis

La causa principal de la epiglotitis aguda suele ser por la bacteria Haemophilus influenzae, aunque a veces también puede ser Staphylococcus aureus o Streptococcus pneumoniae.

Gracias al uso generalizado de la vacunación contra esta bacteria, se ha observado una notable disminución en la incidencia. En algunos países, la incidencia anual en niños ha disminuido en más del 90%, aunque en adultos apenas han cambiado. Hasta la fecha, no se ha demostrado que los virus sean responsables en ningún caso.

Síntomas

En los niños, los síntomas pueden ser más graves que en los adultos. Esta enfermedad se suele manifestar con: fiebre, dolor de garganta, dificultad para tragar (disfagia) y respirar. Aunque puede haber ruidos respiratorios agudos (estridor), no se presenta la tos espasmódica asociada con el pseudocrup. Como ya hemos comentado, existe el riesgo de una obstrucción rápida de las vías respiratorias, que debe ser vigilada de cerca.

Los adultos, no obstante, experimentan síntomas menos intensos que se desarrollan después de 2 o 3 días de dolor al tragar, como dificultad para respirar, exceso de saliva y estridor, aunque este último no suele ser muy significativo.

En la exploración se puede observar enrojecimiento de la mucosa, aunque puede ser menos evidente de lo esperado a simple vista ya que la obstrucción se localiza más allá de las amígdalas faríngeas. Con una endoscopia se muestra una epiglotis inflamada y enrojecida, que permite la obtención de muestras para un cultivo, aunque teniendo la precaución de no desencadenar un espasmo laríngeo súbito y obstrucción completa de las vías respiratorias, requiriendo una intubación inmediata.

Dado el mayor tamaño del tracto respiratorio en adultos, la enfermedad es generalmente mejor tolerada, siendo la intubación muy excepcional. Una radiografía del cuello puede mostrar una dilatación de la parte inferior de la garganta y un agrandamiento de la epiglotis, que aparece hinchada, con las estructuras subglóticas normales. Los análisis de sangre pueden revelar un aumento en el recuento de glóbulos blancos, sobre todo de los neutrófilos. Los cultivos de sangre a menudo son positivos para Haemophilus influenzae en la mayoría de los casos.

Tratamiento

En los casos más graves se requiere la hospitalización del paciente. El tratamiento a seguir será entonces el de antibióticos por vía intravenosa cubriendo la infección por Haemophilus influenzae. Es recomendable recoger muestra de la secreción epiglótica para la realización del antibiograma. El antibiótico de elección suele ser un beta-lactámico con un inhibidor de las beta-lactamasas o una cefalosporina de segunda o tercera generación. En pacientes alérgicos a estos medicamentos se puede recomendar la clindamicina y el trimetoprim-sulfametoxazol. La duración del tratamiento debe ser de 7 a 10 días.

Si entre los contactos familiares del paciente hay niños menores de 4 años no vacunados, se requiere la administración profiláctica de rifampicina durante 4 días a todos los miembros de la familia, incluido el paciente, para erradicar la bacteria.

En aquellas ocasiones que hay compromiso respiratorio, puede ser necesario realizar una traqueostomía. En los últimos años, también se ha observado la utilidad del soporte ventilatorio con presión positiva a través de una mascarilla facial. Otro tratamiento de utilizado son los corticosteroides sistémicos que se utilizan para reducir la inflamación, especialmente el edema, en las lesiones epiglóticas.

Cuidados de enfermería en la epiglotitis

Los cuidados de enfermería se centran principalmente en la vigilancia y en asegurar la permeabilidad de las vías respiratorias. La monitorización de la saturación de oxígeno y observar de cerca la aparición de posibles signos de obstrucción de las vías respiratorias, como aleteo nasal, agitación, estridor, uso de músculos accesorios y disminución de la saturación de oxígeno.

En caso de que el paciente no esté intubado, se deben tener sistemas disponibles para realizar una intubación de manera urgente en la unidad.

Esta enfermedad representa una situación cuidadosa tanto para el paciente como para el personal de enfermería.