La inflamación de las amígdalas palatinas y la faringe, que usualmente incluye la úvula, es conocida como faringoamigdalitis aguda. Esta afección puede ser vírica en un 50% de los casos o producida por bacterias u hongos representando el 15-30% restante. Las infecciones virales son las más comunes y suelen estar vinculadas con el resfriado común complicado. Por otro lado, las infecciones fúngicas están relacionadas con el uso de antibióticos, corticoides inhalados o la inmunodepresión en los pacientes. Entre las infecciones bacterianas, la más común es causada por el Streptococcus β-hemolítico del grupo A, y es importante debido al alto riesgo de desarrollar otro tipo de complicaciones.
Manifestaciones
Los síntomas de la faringoamigdalitis aguda varían desde una ligera sensación de escozor o molestias en la garganta hasta un intenso dolor al tragar (odinofagia), que puede llegar a causar dificultad para tragar (disfagia). Por lo general, se presentan signos de infección como malestar general, escalofríos, fiebre, entre otros síntomas.
En los casos de faringitis viral y bacteriana, se puede observar enrojecimiento y edema en la mucosa, así como un aumento del tamaño de las amígdalas. La presencia de puntos blancos en la amígdala indica la presencia de pus, lo que sugiere una infección bacteriana. La presencia de placas blancas e irregulares es característica de la infección causada por Cándida albicans.
Tratamiento
El tratamiento puede consistir en aumentar la ingesta de líquidos y consumir alimentos blandos para facilitar la deglución. Además de analgésicos para tratar el dolor y antibióticos en caso de que la causa sea bacteriana. En los casos de faringitis viral, se recomiendan enjuagues con nistatina, un antifúngico.
Es crucial tratar adecuadamente la faringitis estreptocócica aguda para prevenir complicaciones graves como sinusitis, otitis media, absceso periamigdalino, mastoiditis, fiebre reumática, u otras complicaciones.
Cuidados de enfermería de la faringoamigdalitis aguda
El objetivo del tratamiento es aliviar los signos y síntomas de la enfermedad y prevenir complicaciones secundarias.
Se instruye al paciente en la correcta realización de enjuagues bucales con nistatina si están indicados. Después de un enjuague completo, se recomienda retener el líquido en la boca por un tiempo y luego tragarlo para que el fármaco alcance las amígdalas y la parte posterior de la faringe.
Se aconseja aumentar la ingesta de líquidos, prefiriendo bebidas frías y gelatinas que no irriten la faringe, mientras que la acidez de los cítricos puede causar molestias adicionales. Además, se proporcionan alimentos blandos que sean fáciles de tragar.
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