La laringitis es una afección caracterizada por la inflamación de las cuerdas vocales. La forma aguda puede surgir como una infección independiente o como parte de un cuadro infeccioso viral que afecta las vías respiratorias superiores. La laringitis crónica en cambio se desarrolla a partir de episodios recurrentes de laringitis aguda, lo que conlleva a cambios inflamatorios en las cuerdas vocales.

En cambio, el término laringotraqueítis se refiere a una enfermedad inflamatoria, generalmente de naturaleza infecciosa, que afecta a las estructuras de la laringe y la tráquea, y en ocasiones se propaga hacia los bronquios.

Por lo general, tiene un origen viral y se presenta con mayor frecuencia en niños de entre 3 meses y 3 años de edad, especialmente durante su segundo año de vida.

En ocasiones, se presenta en forma de episodios recurrentes que exhiben síntomas distintivos, donde el espasmo laríngeo y el estridor son prominentes. En estos casos, se hace referencia al «crup espasmódico».

Causas de la laringitis

Esta enfermedad suele estar vinculada a infecciones respiratorias virales, como la gripe (Parainfluenzavirus tipo 1). Por otro lado, el virus respiratorio sincitial (Pneumovirus) es responsable únicamente del pseudocrup en niños menores de 5 años, mientras que los Influenzavirus y Mycoplasma pneumoniae pueden ser la causa en niños mayores. También puede manifestarse en enfermedades como la bronquitis, la neumonía y otras afecciones del sistema respiratorio.

La enfermedad es más común en otoño e invierno, coincidiendo con el pico de actividad de los Parainfluenzavirus. Además, el uso excesivo de la voz, cambios bruscos de temperatura o la exposición a polvo, humos irritantes, tabaco u otros contaminantes pueden ocasionar tanto laringitis aguda como crónica.

El edema y la hipersecreción subglótica son dos alteraciones que explican la severidad clínica de la infección, dado que en los niños afectan una vía aérea de diámetro reducido siendo especialmente vulnerable.

Síntomas

Después de un breve período de incubación, aparece repentinamente síntomas intensos y a veces abrumadores como tos, dificultad para respirar, estridor y ronquera. Si el cuadro clínico progresa, pueden desarrollarse retracciones intercostales y supraclaviculares. El episodio generalmente dura de 3 a 4 días, con síntomas más prominentes durante la noche.

La mucosa que reviste la laringe aparece inflamada y las cuerdas vocales pueden estar edematosas. El síntoma principal de la laringitis es un cambio de la voz; sin embargo, también pueden aparecer la ronquera o la afonía, que consiste en la pérdida completa de la voz. La garganta molesta y es posible que aparezca una tos seca y áspera.

En los niños más afectados, el estridor puede ser tanto inspiratorio como espiratorio. Los síntomas suelen ser muy característicos por lo que en la mayoría de los casos permiten un diagnóstico rápido. Una radiografía de tórax simple puede revelar un estrechamiento de la luz traqueal en el área subglótica.

Aunque no es común, en los casos más graves puede aparecer cierto grado de fatiga muscular y, en consecuencia, insuficiencia respiratoria.

Para una correcta valoración de la gravedad, se puede emplear la escala de Taussig, la cual valora la presencia de estridor, retracción, entrada del aire, el color y la consciencia. Otra escala que puede ayudar es la de Westley.

Escala de Taussig

Tratamiento

  • Para la laringitis de causa viral no existe un tratamiento concreto. Se recomienda eliminar cualquier factor desencadenante, como el uso excesivo de la voz y la exposición a irritantes.
  • Se aconseja descansar la voz y evitar el tabaco y el alcohol, ya que son irritantes químicos.
  • La inhalación de aire húmedo y frío se considera posiblemente la medida terapéutica más efectiva.
  • También se ha empleado adrenalina por vía inhalatoria debido a su capacidad vasoconstrictora.
  • Es fundamental la identificación de los irritantes además de evitarlos Identificar y evitar los irritantes resulta útil para prevenir futuros episodios.

Otras medidas

  • Atención sintomática, como el uso de analgésicos y pastillas para la garganta, especialmente útiles en infecciones virales.
  • Terapia antibiótica, reservada para infecciones bacterianas, comúnmente con cefuroxima.
  • Corticoesteroides para reducir el edema, generalmente dexametasona.
  • Hospitalización puede ser necesaria en casos de laringitis aguda grave.
  • Traqueostomía en situaciones donde el edema laríngeo obstaculiza la vía respiratoria.
  • Tratamiento farmacológico adicional, que puede incluir antiácidos, bloqueantes H2 y antibióticos según la necesidad y la condición del paciente.

Cuidados de enfermería en la laringitis

  • Descansar la voz es fundamental para acelerar la recuperación y aliviar las molestias en la garganta. Es útil ayudar al paciente a identificar posibles irritantes, como humo, sustancias químicas o cambios de temperatura.
  • Aconsejar al paciente que evite hablar y ejercer esfuerzo en las cuerdas vocales para permitir que la inflamación disminuya. Se sugiere hablar en frases cortas o recurrir a métodos alternativos de comunicación
  • En caso de hospitalización, colocar una señal sobre la cama para recordar al personal médico las restricciones sobre el habla y marcar el panel del intercomunicador para indicar que el paciente no puede hablar.
  • Proporcionar al paciente lápiz y papel o una pizarra para que pueda comunicarse.
  • Se pueden recomendar pastillas para la tos, aerosoles u otras medidas para mejorar la comodidad, como gárgaras con solución antiséptica tibia.
  • Realizar evaluaciones periódicas para asegurarse de que el paciente no presente ronquera, dolor o fiebre.
  • Además, se debe asegurar de que el paciente comprenda la importancia de dejar de fumar, mantener la humedad en la habitación adecuada, cumplir con el tratamiento antibiótico y modificar su entorno para prevenir recaídas.