El síndrome de apnea e hipopnea obstructiva del sueño (SAHOS) es una condición bastante común que afecta al 4% de la población adulta. El principal síntoma es la excesiva somnolencia durante el día, que, junto con cambios en el estado de ánimo y deterioro cognitivo, contribuyen a un declive gradual en la calidad de vida de los pacientes. Además, está vinculado con un mayor riesgo de desarrollar hipertensión arterial, problemas cardiovasculares y accidentes laborales y de tránsito. Esta enfermedad suele ser subestimada en su diagnóstico, y es responsabilidad de los profesionales médicos mejorar su identificación para garantizar un tratamiento adecuado.

El SAHOS se define por la repetición de episodios en los que la vía aérea superior se colapsa parcial o completamente durante el sueño, teniendo como consecuencia niveles reducidos de oxígeno y niveles elevados de dióxido de carbono en la sangre, además de un despertar temporal que facilita la restauración de la respiración normal hasta el próximo episodio.

La obstrucción de la vía respiratoria superior se produce en la región de la faringe, debido a que es una estructura que no cuenta con un soporte de cartílago u hueso y, por lo tanto, tiene más facilidad para colapsar.

Apneas

Las apneas se pueden clasificar según la presencia del estímulo central y se clasifican en:

Apnea central

Caracterizada por la falta de movimientos respiratorios debido a la abolición de la actividad del centro respiratorio.

Apnea obstructiva

Se produce cuando hay una interrupción del flujo de aire debido a la obstrucción de la vía respiratoria, aunque persiste el esfuerzo para respirar.

Apnea mixta

Comienza con un episodio de apnea central seguido de un componente obstructivo.

En el síndrome de apnea obstructiva del sueño, se observa una fragmentación del sueño, lo que resulta en una reducción del sueño de onda lenta, también conocido como sueño profundo, así como del sueño REM.

Factores de riesgo

Además del género masculino, los factores de riesgo de la apnea obstructiva del sueño incluyen sobre todo la edad y la obesidad. Un perímetro del cuello grande (43 cm en varones y 40 cm en mujeres) es otro factor de riesgo. El consumo de alcohol y otras sustancias depresoras del sistema nervioso central (SNC) también puede contribuir a la apnea del sueño.

Síntomas

El síndrome de apnea obstructiva del sueño se manifiesta tanto por la noche como durante el día. Los síntomas nocturnos suelen ser características de la enfermedad e incluyen un ronquido habitual, a menudo intenso, que puede perturbar la calidad del sueño del compañero de cama y la referencia a episodios de apnea o «ahogos» durante el sueño.

Entre las manifestaciones diurnas, la somnolencia excesiva es la más significativa y puede ser la causa de accidentes automovilísticos y laborales. El cuestionario de Epworth, evalúa la somnolencia mediante la probabilidad de dormirse o «cabecear» en diversas circunstancias de baja estimulación.

Cuestionario EPWORTH

Se considera significativa si la puntuación es igual o mayor a 11. Otros síntomas diurnos incluyen cefalea matutina, dificultades de atención y memoria, disminución de la libido y alteraciones del estado de ánimo.

Los principales síntomas del síndrome de apnea del sueño son los ronquidos nocturnos y la somnolencia diurna.

Diagnóstico

El diagnóstico se establece mediante una exhaustiva entrevista clínica, donde es crucial la valoración de la pareja del paciente, junto con una exploración física detallada.

La confirmación vendrá en la polisomnografía, un examen del sueño que se realiza durante toda la noche. Durante este estudio, se registran diversas variables, que incluyen:

  • Electroencefalograma con mediciones de actividad ocular y tono muscular.
  • Registros de actividad respiratoria y flujo de aire.
  • Mediciones continuas de la saturación arterial de oxígeno.
  • Frecuencia cardíaca.

Tratamiento

El objetivo del tratamiento para el Síndrome de Apnea-Hipopnea del Sueño es solucionar los síntomas clínicos, mejorar la calidad del sueño, corregir la baja saturación de oxígeno durante la noche, minimizar las complicaciones cardiovasculares y cerebrovasculares, y prevenir accidentes laborales y de tráfico. Debido a la complejidad de la enfermedad, se necesita un enfoque terapéutico que involucre la colaboración de diversos especialistas en distintos momentos del proceso clínico.

La apnea obstructiva del sueño leve o moderada puede abordarse mediante la pérdida de peso, la abstención del consumo de alcohol, la mejora de la permeabilidad nasal y evitando dormir en posición supina. Aunque perder peso con frecuencia ayuda a resolver esta condición, mantener un peso óptimo puede ser difícil. Por esta razón, se han desarrollado dispositivos orales diseñados para mantener la mandíbula y la lengua hacia adelante durante el sueño.

La presión positiva continua en la vía aérea nasal (CPAP) se considera el tratamiento principal para la apnea obstructiva del sueño. Este método implica el uso de un compresor de aire que genera una presión positiva aplicada a través de una mascarilla nasal ajustada, lo que fortalece la vía aérea faríngea y evita su colapso y obstrucción.

Los pacientes suelen tolerar bien este dispositivo. No obstante, las vías nasales pueden irritarse y secarse con el uso de la CPAP, por lo que se recomienda el uso de un humidificador dentro del sistema o en la habitación. Un dispositivo más reciente, la BIPAP, administra presiones más altas durante la inspiración y más bajas durante la espiración, lo que reduce la resistencia al exhalar.

Cirugía

La amigdalectomía y la adenoidectomía pueden ayudar a aliviar la obstrucción de las vías respiratorias superiores en ciertos pacientes. La eliminación del tejido responsable de la obstrucción en el paladar blando, la úvula y la pared posterolateral de la faringe puede llevarse a cabo mediante una uvulopalatofaringoplastia. Aunque solo aproximadamente el 50% de las cirugías producen resultados satisfactorios en el tratamiento de la apnea del sueño. En situaciones graves, puede ser necesario realizar una traqueostomía para evitar la zona de obstrucción.

Aunque algunos pacientes presentan anomalías estructurales en la vía aérea superior donde la una intervención quirúrgica puede ayudar, los resultados de cualquier intervención quirúrgica pueden ser inferiores a los obtenidos con una CPAP. Por consiguiente, la evaluación de los candidatos a cirugía debe realizarse de manera personalizada por médicos especializados.

El tratamiento debe abordar no solo la mejora de los síntomas, sino también la corrección de las alteraciones fisiológicas subyacentes.

Cuidados enfermeros en el síndrome de apnea obstructiva de sueño

Para las apneas leves durante la noche se recomienda a los pacientes que eviten el consumo de sedantes y alcohol al menos 3 o 4 horas antes de dormir. Controlar el peso, ya que el sobrepeso puede empeorar los síntomas. El uso de dispositivos bucales durante el sueño puede aliviar los síntomas en algunos pacientes ya que puede prevenir la obstrucción de las vías respiratorias. Estos dispositivos ayudan a posicionar la mandíbula y la lengua, lo que amplía el espacio de la vía aérea. Algunas personas encuentran útiles los grupos de apoyo, donde pueden compartir preocupaciones y aprender estrategias para lidiar con los problemas asociados a esta condición de apnea.

Para las apneas más severas, se recurre a la aplicación de presión positiva continua en la vía aérea a través de la nariz. Con este método, el paciente utiliza una máscara nasal conectada a una fuente de flujo de aire elevado. Esta fuente de flujo se ajusta para mantener una presión positiva suficiente (entre 5 y 15 cmH2O) en la vía aérea durante tanto la inspiración como la espiración, con el fin de prevenir el colapso de las vías respiratorias.

Algunos pacientes no pueden tolerar la exhalación contra una presión tan alta. En tales casos, una terapia más avanzada conocida como presión positiva de la vía aérea a dos niveles puede ser beneficiosa. Esta terapia proporciona una presión más elevada durante la inspiración, cuando la vía aérea está más cerrada, y una presión menor durante la espiración, cuando la vía aérea está menos obstruida. Esto ayuda al paciente a tolerar mejor el tratamiento.

Si estas medidas no son efectivas, la apnea del sueño puede tratarse mediante cirugía. Los procedimientos quirúrgicos más comunes son la uvulopalatofaringoplastia) y el avance del geniogloso y la miotomía hioidea. Estas técnicas suelen mejorar los síntomas en aproximadamente el 60% de los pacientes.